La agresividad se manifiesta tanto en las hembras como en los machos desde edades tempranas y a los pocos meses de vida resulta indispensable separar los machos unos de los otros para evitar que se peleen, ya que no se toleran compartiendo un mismo espacio.
Un factor importante en relación con este comportamiento es el estacional. Cuando los gallos están pasando por lamuda anual del plumaje reducen significativamente su agresividad y tienden a rehusar la pelea.
Lo que mejor distingue a los gallos de pelea de las demás razas de pollos domésticos es su comportamiento. Los gallos de pelea tienen altamente desarrollado el sentido de la territorialidad y consideran como rivales a todos aquellos que transgredan los límites de su territorio.
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